2.4 Acceso del hombre a la felicidad

Llegamos con esto a la cuestión que tanto preocupaba a Aristóteles: si el hombre aspira a la felicidad debido a la naturaleza, al azar, a la costumbre, o a la educación y la voluntad. Demócrito parece opinar que ello depende de la naturaleza: “Conocen lo bello y a él se abocan quienes por naturaleza están inclinados a él” (fr.888). Sin embargo, esta sentencia es negada, o c
uando menos matizada, en muchos otros fragmentos de Demócrito. La disparidad de criterio podría deberse a la consideración de lo bello, que tal vez no habría que identificar en Demócrito con lo bueno o con la búsqueda de la felicidad. El lamentable estado en que ha llegado a nosotros la obra de Demócrito impide pronunciarse de manera clara sobre este asunto, pero en contra de esa subordinación del obrar ético a la naturaleza parece ir el fragmento 1079: “Son más quienes se vuelven buenos por el ejercicio que quienes lo son por naturaleza”. Parece, pues, posible acceder al bien, y a la felicidad, mediante la voluntad, pues Demócrito anticipa la idea de que la naturaleza del hombre es no tener una naturaleza propia. El fragmento 764 expresa esto de manera rotunda y hermosa:
“La naturaleza y la instrucción poseen cierta similitud, puesto que la instrucción transforma al hombr
e y, al transformarlo, produce su naturaleza”.
De tal modo que, aunque algunos hombres parecen ser buenos por naturaleza, el hombre que no lo es, puede lograrlo mediante la educación de su voluntad y la imitación de los hombres buenos: “Se debe ser bueno, o al menos imitar al que lo es” (fr.757). Mondolfo, en efecto, ha señalado que para Demócrito “la función de la conciencia es una educación de la voluntad, y ha insistido en el nexo que la educación establece en el sistema democriteano entre una física determinista y una ética en la que cabe la libre elección humana (nota 303, pág.380 de Los filósofos presocráticos III).
En comparación, podemos traer aquí un texto de Aristóteles que pertenece al libro II de la Ética a Nicómaco, donde dice que:
“Ninguna de las virtudes éticas se produce en nosotros por naturaleza, puesto que ninguna cosa que existe por naturaleza se modifica por costumbre… De ahí que las virtudes no se produzcan por naturaleza ni contra la naturaleza, sino que nuestra naturaleza puede recibirlas y perfeccionarlas mediante la costumbre” (II,1,1103a,25).
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ÉTICA DE DEMÓCRITO Y ARISTÓTELES
Se examina en este trabajo la ética de Aristóteles, tal como es expuesta en el primer capítulo de su Ética a Nicómaco. Y se compara con la ética de Demócrito.
Antes de proseguir, sin embargo, Aristóteles, se ve en la obligación de advertir que la política no es una ciencia exacta, por lo que no se debe esperar de ella proposiciones demostrativas. Con ello, la ética de Aristóteles choca frontalmente con proyectos como el de Spinoza, de exponer la ética more geométrico
Aristóteles, vimos antes, ha alcanzado la conclusión de que el fin de la política es la felicidad. En cuanto a qué sea esa felicidad o bien supremo, Aristóteles examina primero las tres soluciones que se corresponden con los tres modos de vida, sensitivo, político y contemplativo

