El hombre de la ventana

A Lichtenberg se le conocía en Gotinga, donde pasó casi toda su vida, como “el hombre en la ventana” (der Mann am Fenster) porque se pasaba los días mirando por la ventana. Llevaba una vida muy retirada, aparte de sus clases en la Universidad, aunque no aislado del mundo, pues mantenía correspondencia con pensadores y científicos, como Goethe y Kant, y recibía a todo tipo de visitantes. Kant también era célebre por un hábito: dar un paseo a las cinco de la tarde. Los parroquianos ponían el reloj en hora al verle aparecer en la plaza.

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Otras ventanas

Lichtenberg

 

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