«Una deformación del estoicismo es hacernos resignados»
Aquí puedes leer la estupenda crónica de Ana Rodríguez de la presentación de Manual estoico de vida en el Club Faro.

Daniel Tubau: «Una deformación del estoicismo es hacernos resignados»
El filósofo y escritor presentó en Club FARO ‘Manual estoico de la vida’, donde reinterpreta las enseñanzas del clásico Epicteto como una guía para la serenidad

Vigo 25 FEB 2025 6:10 Actualizada 26 FEB 2025 11:26
«En 2004 escribí en un texto sobre los estoicos que se habían llevado la peor parte de la filosofía porque no le interesaban a nadie. Hoy está de moda, es un bum: considero que se debe a que es fácil y accesible, a que en un momento de crisis social de poca confianza en las instituciones se produce la búsqueda de soluciones individuales». Así lo expresaba ayer en Club FARO el filósofo, guionista, escritor y profesor Daniel Tubau en el acto de presentación de su libro ‘Manual estoico de la vida. Una guía definitiva para alcanzar la serenidad’ (editorial Rosamerón).
El acto, un diálogo con el investigador independiente Ángel Pérez, primero, y un coloquio con el público, después, abordó distintos aspectos de esa filosofía clásica, sus pros, sus contras, sus contradicciones y también la deformación que se realiza respecto a las enseñanzas originales de esa escuela griega de pensamiento. «Elon Musk se considera estoico, adora de él que había un emperador que lo era, pero defiende un estoicismo deformado», afirmó. «Un de las principales maneras en que se deforma el estoicismo es hacernos resignados; los estoicos denunciaban los abusos e poder de los emperadores», manifestó más tarde.
Explicó Tubau que desde su adolescencia le impactó la lectura de Epicteto, cuyo pensamiento ha trascendido por la escritura de uno de sus discípulos, Flavio Arriano, y que su intención en su nuevo libro ha sido realizar una versión comentada para que se vea la profundidad de sus enseñanzas.
Realizó una breve historia del estoicismo, corriente de pensamiento iniciada en Atenas por el fenicio Zenón de Citio cuyos últimos representantes, ya en Roma, fueron Séneca, Marco Aurelio y Epicteto, un esclavo propiedad de un liberto al servicio de Nerón, Epafrodito, quien le torturaba destruyéndole las piernas hasta que lo dejó cojo . Pidiendo ayuda a su maestro (el amo le permitía ir a una escuela estoica), éste le dijo: ‘Si tú quieres, no sientes dolor’. «Esa es la esencia del estoicismo que aparece en el manual de Epitecto, lo primero que tienes que hacer es distinguir lo que depende de ti (las emociones, los sentimientos, los juicios y las aversiones) del resto de cosas, que tienen que dejarte indiferente», resumió Tubau.
«La metafísica estoica dice que el universo es perfecto, que todo tiene una razón cósmica, hay una especie de fatalismo y amor al destino, creían en el eterno retorno. Epicteto, que a diferencia de los estoicos iniciales, no habla de metafísica ni de lógica, sino solo de ética, entra en una diatriba: ¿por qué tengo que aguantar todo?, ¿seguro que no depende de mí mejorar la humanidad, apoyar que se haga una vacuna?. La ciencia está mostrando que se pueden superar muchos límites; no está claro lo que depende de ti o no, aunque él se refería en cómo influye en ti lo que no puedes controlar». Otro punto negativo es la «especie de alergia al placer» de los estoicos y su aceptación «morbosa» del dolor, «lo cual presume que debemos de ser indiferentes incluso al dolor ajeno». «Yo estoy más con Aristipo cuando dice que demuestras dominio sobre ti mismo si aceptas el placer pero no te dejas dominar por él».
Como puntos positivos de las enseñanzas del pensador citó dos ejemplos: «Cuando vas a una fiesta tienes que tener presente que te van a pisar o echar copas encima, así que cuando sucede no te enfades» y «si vas a casa de un amigo y se le rompe un jarrón le quitas importancia, haz lo mismo cuando se rompa el tuyo». Tubau consideró que el estoicismo triunfó sobre las otras dos corrientes de pensamiento (epicureísmo y escepticismo) al acabar la República romana por ser la más adecuada al Imperio.
«Ensayista narrativo» o «narrador ensayista»
Durante su presentación de Daniel Tubau, el investigador Ángel Pérez lo calificó como «narrador ensayista» o «ensayista narrativo». Se refería así a sus obras, procedentes de mundos separados, lo que le convierte en una rara avis.Y es que Daniel Tubau, tras escribir y publicar varios cuentos, ensayos y novelas entre los 18 y los 24 años, impulsado por su amor hacia los pensadores griegos, decidió estudiar Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid.

