Lichtenberg y Kierkegaard
Oh, lectora curiosa que te quedaste intrigada al pensar qué tenían en común Lichtenberg y Kierkegaard, ha llegado el momento de saberlo. Resulta que los dos eran jorobados. Dice la leyenda que Lichtenberg era pequeño y jorobado porque de pequeño se le cayó de los brazos a una niñera, pero Gladys Anfora, de quien tomo gran parte de estos datos, dice que eso seguramente es mentira y que Lichtenberg probablemente padeció raquitismo.
También parece cierto que esta deformidad causó bastantes sufrimientos a Lichtenberg, a pesar de que incluso aprovechó este defecto para agudizar su ingenio:
“En mi el corazón está por lo menos un pie más cerca de la cabeza que en los demás hombres; de ahí mi gran equidad. Las decisiones pueden ratificarse todavía calientes”
“No sé si siento más vivamente que los demás o si puedo soportar menos la injusticia o si saco conclusiones más rápidas a causa de mi pequeña estatura, puesto que la sangre está todavía bien caliente cuando va del corazón a la cabeza”
En sus clases como profesor de física “para disimular su joroba, caminaba y escribía en el pizarrón de costado, no dando jamás la espalda a sus alumnos”.
Lichtenberg
CUADERNO DE FILOSOFÍA

