Los escépticos ingenuos
Frotad la epidermis de un escéptico y casi siempre encontraréis debajo los nervios doloridos de un sentimental.
Destutt De Tracy
Algunas personas creen, al menos en algún momento de su vida, que existe una verdad absoluta y que ellos están en el camino que conduce a ella; otras siguen fanáticamente doctrinas e ideologías con las que están seguros de poder trasformar el mundo de la noche a la mañana; algunos amantes cifran en un amor toda el sentido de la existencia.
Frotad la epidermis de un escéptico y casi siempre encontraréis debajo los nervios doloridos de un sentimental Compartir en X Cuando esas personas descubren que la verdad absoluta se les escapa una y otra vez, que sus ideologías no consiguen mejorar el mundo y que incluso lo empeoran, o que su amor ha sido una farsa, pueden devenir de improviso escépticos y sostener, con el mismo dogmatismo, que no creen en nada. Son los escépticos amargados, resentidos y tristes. Es el dolor causado a su primera ingenuidad lo que les ha empujado al escepticismo.

